Toda empresa debe tener su propia filosofía. Ese suele ser el punto de partida para que todo funcione en dirección al logro de los objetivos comerciales.
Esa filosofía a su vez debe partir desde el interior de la empresa… Sólo así será posible proyectarla al exterior. Eso se logra a través del branding interno. Es decir todas las decisiones y prácticas que tomes para hacer que tus trabajadores adopten para sí mismos la cultura de la organización.
Para empezar con el branding interno de tu compañía, lo primero que debes hacer es darles a tus colaboradores el papel que se merecen: Un rol protagonista. Al fin y al cabo, ¿qué es una empresa sin sus trabajadores? Nada.
Una vez que, como director de tu empresa, logres internalizar ese precepto será el momento de reestructurar la filosofía de tu marca.
El objetivo de todo modelo de branding es inspirar o atraer a un público objetivo para así captarlo y obtener algo de él, pero, ¿cómo se puede influir en una audiencia externa cuando a nivel interno no existe comunión? Es complicado.
Los expertos en marketing siempre destacan que el branding rinde mejores resultados cuando es natural. Por ejemplo, una empresa que fomente valores ecológicos solo podrá lograr su cometido si desde dentro de la misma compañía respeta esa filosofía. Si contratas personal que no se sienta identificado con esa idea, existe el riesgo de que todo se estanque.
La pasión es uno de los activos más importantes en el mundo empresarial por más romántico que eso suene.
Con el branding interno puedes crear pero además puedes ser un ente generador de cambio en las personas. ¡Eso también es marketing!
Y entonces, surge la pregunta: ¿cómo hacerlo posible? Tan solo debes seguir los pasos que te detallamos a continuación:
Aplicar el branding interno en tu empresa no es tan difícil como parece, de hecho, puedes empezar por compartir esta entrada de blog con los miembros de tu organización. Será un buen paso para empezar a incorporar el branding interno.