... se demuestra una vez más que, en Siliconlandia, el motor de las decisiones estratégicas es el control del conocimiento, por encima de la tradición, la marca o la fortaleza financiera...
Año 2002: campaña para las presidenciales en Estados Unidos. Bush padre, tras su victoriosa primera campaña en Irak, parece imbatible frente a un Clinton más conocido por sus líos de faldas que por cualquier otra cosa. La política exterior domina el debate de la campaña hasta que Clinton le suelta a Bush su famosa frase:
“Es la economía, estúpido!”
Y los americanos, que sienten ya los primeros síntomas de una inminente recesión, caen en la cuenta de que la cosa no va de misiles teledirigidos ni de comandos Seal a lo Rambo, sino de la lista de la compra, la hipoteca, la mujer que no se puede comprar esos zapatos tan guays que tiene la cuñada o el hombre que no llega al pay per view para la temporada de Wrestling a punto de comenzar. Clinton vence en las elecciones y a Bush padre le queda cara de tonto.
La compra de Motorola Mobility por 12.500 millones de dólares permitirá a Google maximizar –“supercharge”- el rendimiento de su propio sistema operativo, Android, en los teléfonos móviles de los principales fabricantes. Hasta ahora, Google había “delegado” la tarea de hacer frente a la tecnología Apple del iPhone en los propios fabricantes de teléfonos móviles, limitándose a alcanzar acuerdos con éstos para dotar sus teléfonos con Android. Pero los fabricantes se han quedado tecnológicamente rezagados con respecto al iPhone, y Google no ha podido esperar más. Para mantenerse en la pelea necesita controlar, al igual que Apple, tanto el hardware como el software.
Pero detrás de esta inversión subyace también un movimiento eminentemente defensivo ligado a la batalla de las patentes en tecnología de telefonía móvil. Google no puede permitirse avanzar con pies de barro en el desarrollo de su sistema operativo Android ante la avalancha de demandas legales interpuestas por Apple, sobretodo, y Microsoft, que acusan a Google de violar sus patentes. Con la adquisición de Motorola Mobility, Google accede a las casi 20.000 patentes que Motorola ha acumulado a lo largo de su historia, reforzando así su posición frente a Apple y Microsoft, tal como escribe Larry Page, CEO de Google, en el blog oficial de la compañía.
Independientemente del resultado final de esta “Madre de todas las batallas” se demuestra una vez más que, en Siliconlandia, el motor de las decisiones estratégicas es el control del conocimiento, por encima de la tradición, la marca o la fortaleza financiera. Y que el conocimiento esté en la cúspide de la pirámide es bueno para todos.