En la sociedad del conocimiento, el conocimiento pierde valor, puesto que desde nuestro ordenador o teléfono podemos acceder a todo el conocimiento del mundo.
Hace tiempo que se habla de la creciente capacidad tecnológica para producir, tratar y difundir información. Además, estamos asistiendo al desarrollo de una nueva sociedad donde la calidad, la gestión y la velocidad de la información se convierten en un factor clave de la competitividad, tanto para los generadores de información como para los consumidores.
La información es el principal objetivo en muchas de las relaciones del entorno social media, percibida en muchas ocasiones como el equivalente al saber o al conocimiento. Y sin embargo, Jose Manuel Ballester nos indica en el artículo De la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento que, a pesar de que el conocimiento se base en la información, éste por si solo no genera conocimiento.
Internet nos permite tener acceso a toda esta información y por lo tanto al conocimiento, pero sobre este tema Hiroshi Tasaka afirma en una entrevista a Infonomía que: “lo importante no es el conocimiento, sino la sabiduría”. En la sociedad del conocimiento, el conocimiento pierde valor, puesto que desde nuestro ordenador o teléfono podemos acceder a todo el conocimiento del mundo. Por lo tanto, si nuestro objetivo es generar buenas ideas e innovar, debemos estimular la inteligencia colectiva porque “la revolución 2.0 ha creado un nuevo mundo: la sabiduría de una multitud”, capaz de diseñar ideas en equipo más ricas que las que puede desarrollar un solo experto.
Mariano L. Bernardez, autor de Capital Intelectual afirma que nuestra riqueza está en nuestro conocimiento e ingenio para aplicarlo, puesto que “el desarrollo del capital intelectual no depende solo de las personas que generan ideas o conceptos, sino también de las organizaciones que los convierten en productos, servicios o experiencias de valor para los clientes y la sociedad.”