El growth hacker une dos formas de pensar, la del marketiniano y la del desarrollador, para hacer del growth hacking una manera creativa de hacer crecer una idea de negocio.
El perfil profesional de Growth hacker y el concepto de growth hacking se está escuchando cada vez más en nuestro país. Podría parecernos más propio de la serie Silicon Valley de HBO pero, si lo analizamos, tiene mucho sentido en los proyectos y plataformas online actuales.
El growth hacker es un perfil que aúna dos visiones, a priori diferentes, pero que hoy en día son totalmente necesarias. Por un lado, la del programador, que puede llevar a cabo un proyecto digital como Dropbox, y por otro, alguien con la astucia para convertir a un visitante en un comprador de nuestro producto o suscriptor de nuestra newsletter, que es el objetivo final de una persona de marketing.
¿Quién no ha estado inmerso en un sistema de referidos invitando a un amigo a Dropbox para conseguir ese espacio extra? A veces, con acciones sencillas consigues más resultados que con miles de banners con un coste bajo de impresión.
El término de growth hacking se conceptualizó en 2010 a partir de un artículo de Sean Ellis titulado Find a growth hacker for your startup.
Una figura nueva, en medio de una revolución tecnológica, que hace confluir estos dos perfiles profesionales. Porque muchas de las empresas que actualmente son punteras y están en boca de todo el mundo, como Facebook, Instagram, Twitter, son herramientas de marketing que parten de la ingeniería informática para crecer.
La gran mayoría de las compañías que emplean el growth hacking tienen un origen común, empezar con una idea disruptiva, muy pequeña, que necesita crecer de forma acelerada para poder subsistir, mientras buscan inversión que pueda ayudar a crecer aún más.
Cuando nació Gmail, partía de la base de ser una herramienta más flexible y potente que sus competidores del momento, pero sin base de clientes. Utilizaron algo que hacen muchas otras marcas, la invitación con el objetivo de generar una excitación aún mayor. Las invitaciones generaban el deseo de todo el mundo por utilizarlo, al no ser de acceso libre. Y todo con un desarrollo sencillo comparado con el de crear la plataforma.
Para el growth hacker sus conocimientos de dónde puede llegar la programación le permiten no solo fijarse en lo más evidente para cualquier director de marketing, como pueden ser los banners o los anuncios de televisión clásicos. El growth hacker va a sacar de la tecnología el mayor partido para crecer en conversiones, con un presupuesto mucho más ajustado. Por eso nace en un entorno mucho más dinámico y flexible como el de las startups, aunque su aplicación se podría llevar a cabo en muchas grandes empresas, siempre que se diera libertad de movimientos.
El entorno online y la capacidad de medición con herramientas gratuitas, como Google Analytics, landing pages enfocadas a la conversión, posibilidades de realizar test A/B, también son culpables del nacimiento. El growth hacker aprovecha nuevas herramientas y caminos, con dosis de creatividad para germinar.
Porque el growth hacking es una forma de pensar diferente a la anterior. Son empresas que ven necesidades presentes o futuras y por las que crean su producto como, por ejemplo, whatsapp. En el momento en que los teléfonos estaban conectados a internet en tiempo real, ¿cuánto tiempo iban a seguir unos SMS anquilosados en el pasado más rancio de las grandes empresas de telecomunicaciones?
Pequeños cambios en un site modificando el botón de compra, o el de suscripción al newsletter, pueden tener mejoras importantes en las conversiones. O simplemente incorporando enlaces relacionados mejoraran el bounce rate de un blog. El objetivo siempre es el crecimiento sostenido de usuarios a base de un método.
La capacidad del growth hacker no puede quedarse en un primer momento en conseguir la conversión. También debe trabajar en dar a la comunidad de usuarios de la marca nuevas razones para quedarse. Todas las marcas recientes viven en un constante estado beta que les hace añadir variaciones continuas , como, por ejemplo, Facebook o Twitter, con sus continuos cambios de formato de imágenes, nuevos botones para llamar a la acción, chat, etc. para desesperación de los community manager.
Iterando mejoras continuas se puede lograr mejorar la retención de los usuarios, quedarse atrás como myspace para adaptarse a la competencia, nuevas formas de hacer de la gente como pasar del escritorio al móvil, fotografía analógica a digital, tendencias de diseño nuevas…
Ejemplos prácticos de growth hacking hay muchos:
- El icónico hotmail, que añadió un mensaje que pudiera ver todo el mundo para invitar a darse de alta en los años noventa.
- Youtube, y su embed de videos en otras páginas, hicieron de su plataforma la referencia de todo aquel que quiera añadir un video. Y es el rey indiscutible en la actualidad como plataforma de video. También con videos sobre growth hacking.
- El programa de referidos no solo de Dropbox, también de Evernote, que funcionan muy bien por el boca a boca, dando muchas ventajas a los mejores embajadores.
- Añadir características sociales a plataformas que aparentemente no tenían este cometido, como es Github, una verdadera revolución para cualquier programador amante de las últimas tecnologías como angular js para hacerlas visibles mucho más rápido.
Robert Peters lo sintetiza muy bien, “El growth hacking es el marketing del siglo XXI”
Una vez que ya tenemos nuestra plataforma, ¿por dónde empezamos a crecer?