El indiscutible poder del factor sorpresa en las acciones de street marketing perdura en el imaginario del espectador, ahora con un perfil mucho más crítico e implicado. De ahí que el éxito este casi asegurado cuando teatro y publicidad van de la mano.
“Cómo vamos a innovar si está todo inventado” o “ya no saben qué hacer para llamar la atención” se han convertido en frases recurrentes hoy en día, que también se pueden aplicar en ámbitos como teatro y publicidad.
Tal y como dijo uno de los cocineros más influyentes del mundo, Ferran Adrià: “En los paréntesis crece la innovación. Parar, pensar, planear. Y después producir”. Ciertamente, la saturación de contenido en el gran universo de las 3 w’s produce un cortocircuito en la mente de los clientes potenciales de cualquier marca.
En ese contexto, resulta crucial saber filtrar la información clave para nuestro público. No todo vale. Aunque cueste, debemos sacrificar nuestra peligrosa parte de sabelotodo para poder separar el grano de la paja. Partiendo de la premisa de que nuestro público tiene un acceso permanente a todo tipo de información contrastada para conocernos, a veces lo único que necesita es ser sorprendido de forma diferente y, por qué no, personalizada.
El teatro siempre ha tenido un factor sorpresa inestimable. Si desconoces la obra, resulta impredecible adivinar qué va a suceder en el próximo acto. La publicidad convencional carece de este componente de “asombro”. Una hábil fusión de estos dos ámbitos conforman un antídoto interesante para combatir el tono monótono que adquieren ciertas piezas publicitarias convencionales.
Una acción publicitaria que nos remite a estas dos disciplinas, teatro y publicidad, es, sin duda, el Street Marketing. Hoy os presentamos pequeñas píldoras creativas de esta disciplina comunicativa en pleno crecimiento, que pueden convertirse en fuentes de inspiración para cuando uno pierde la esperanza para innovar.
Aunque no hay que obviar el reducido ratio de público que abarcan, este tipo de acciones tienen una arma infalible: el factor sorpresa. Este punto diferencial en comparación a las convencionales formas publicitarias permite permanecer y perdurar en el imaginario del público y es un idóneo detonante del tan anhelado Word Of Mouth.
A la gente le fascina convertirse en actores ocasionales y protagonizar eventos inesperados que han sido provocados en su hábitat natural, en la calle, sin ser impactados de manera intrusiva. Y si estos poseen un factor de magnificencia y riesgo, como -por ejemplo- sentirse atrapado en una verdadera película de acción, mejor que mejor.
Si -a parte de sorprender- se apela directamente a las emociones, el resultado obtenido se magnifica. Si el espectador es un auténtico partícipe del mensaje que comunica la marca, es capaz de empatizar más fácilmente con este. Natural como la vida misma.
Que no falte nunca el factor divertido. Reír es el mejor remedio para cualquier mal. Cualquier excusa es buena para reírse de uno mismo. Si te ofrecen la oportunidad de bajar las escaleras del metro por un fascinante tobogán, ¿por qué conformarse con las típicas escaleras?
Tal como hemos podido observar en todos los ejemplos, la importancia del escenario donde se desarrolla la acción es determinante para que la campaña publicitaria resulte efectiva. Debe ser un lugar estratégico, con una alta afluencia y concentración de transeúntes, para poder fácilmente captar su atención.
Las combinaciones de este tipo de acciones, combinando teatro y publicidad, son infinitas y muy diversas. No obstante, todas tienen un nexo de unión: generan una experiencia interactiva que fomenta la bidireccionalidad entre los diferentes actores, público y marca, y tienen un tono próximo y cómplice que se traduce en una afinidad con la marca.
Los ingredientes son siempre los mismos: alta dosis de creatividad y factor sorpresa. Así que, ¡sal a la calle y sorprende con este verdadero arte callejero!