El Growth-driven design te ofrece una metodología de trabajo para tus proyectos enfocada a resultados. Si la conoces, no vas a querer cambiar.
Los cambios en el mundo online son constantes y muy rápidos. Nuevos dispositivos, navegadores, redes sociales, técnicas en diseño web.
A menudo, navegando por Internet, te encuentras con proyectos que se han quedado desfasados porque no hay una mentalidad de cambio que aproveche los beneficios que le puede aportar el canal digital a su negocio.
Nuestros compradores tienen infinitas opciones para elegir a un solo clic de distancia, ¿qué crees que sucederá si no damos a la gente lo que desea?
Efectivamente, no le vamos a interesar y no nos van a visitar en busca de nuestros productos o servicios. La distancia frente a una competencia que entiende su sitio web como su mejor herramienta comercial se va a hacer, poco a poco, cada vez mayor.
¿Qué nos puede ofrecer el Growth-Driven design para que esto no sea así?
Algo siempre básico: una metodología. En este caso enfocada a crear o mejorar tu sitio web de forma rápida pero meditada y estratégica.
Vivimos en la era en la que el consumidor ha tomado el centro de las operaciones de marketing. Es el que guía las decisiones y nuestro sitio web no puede ser una excepción.
Un buen sitio web está creado para que los usuarios lleguen al objetivo marcado. Esta meta puede cambiar o no estar bien planteada de principio. El diseño web tradicional, el que cambia radicalmente todo el sitio web cada 3, 4 o 5 años, no tiene en cuenta este aspecto.
Hoy en día, debemos movernos rápido y aprender de los usuarios para formular las mejores hipótesis de dónde nos pueden llevar los cambios que realicemos.
Porque el Growth-driven design se inicia con una hipótesis a partir de la cual podamos implementar mejoras, ya que el análisis continuo que vamos a realizar permitirá aprobar o refutar nuestro punto de partida.
Los usuarios nos van a ayudar, por tanto, a incrementar el rendimiento de nuestro sitio web, de acuerdo a sus intereses y a los objetivos que nos hayamos marcado nosotros.
Dejamos de lado las suposiciones y subjetividades para movernos dentro de la filosofía data-driven, dirigiendo nuestros esfuerzos basándonos en datos lo más objetivos posibles, las métricas. Si estamos insatisfechos con el diseño o el rendimiento de nuestro sitio web, la idea no es rediseñarlo de cero, es transformar poco a poco el sitio web para que alcance los objetivos que nos marcamos.
No inviertas todo tu presupuesto de golpe
El concepto de modificaciones continuas pero más pequeñas nos permite no invertir todas nuestras partidas de golpe. La idea del GDD es hacer cambios incrementales, lo que lleva a presupuestos más bajos para empezar y a lo largo del tiempo.
Al tener la posibilidad de priorizar los cambios, podemos atacar aquellos aspectos que vayan a darnos beneficios más rápidamente. Priorizar nuestra lista de deseos, un aspecto clave en el diseño incremental.
En consecuencia, la filosofía GDD no solo nos va a ofrecer un diseño y desarrollo más ajustado a las necesidades de nuestros usuarios, también vamos a poder tener un mayor control sobre dónde invertimos nuestro presupuesto. Una manera sencilla y efectiva de llevarlo es a través de presupuestos en Excel.
Adiós al riesgo
Intrínsecamente, la filosofía Growth-driven design supone también una menor inseguridad, un menor riesgo, por razones tan importantes como estas:
- La naturaleza data-driven permite eliminar subjetividades y con ello posibles errores para ello podemos utilizar herramientas cuantitativas como Analytics o cualitativas como Hotjar.
- Necesitamos menos tiempo para ver resultados tanto en el día a día como evitando la “paralización” que representan los rediseños completos cada 4 o 5 años.
El GDD nos ayuda a aprender sobre nuestros leads y compradores al focalizarnos en los usuarios del sitio web para adaptarnos a sus necesidades y deseos reales.