Analógicos o digitales. Una cuestión que también llega a la piel de los diseñadores gráficos. Píxel y lápiz son ¿enemigos, aliados o complementos?
Los diseñadores, ¿somos infieles por naturaleza?, ¿nos gusta ir a contracorriente?, ¿preferimos las modas que van a llegar? Lo único cierto es que nos gusta crear. Y que la imaginación no debería tener límites.
Para nuestra generación de diseñadores, la de los “nativos digitales”, la respuesta podría parecer obvia. Hemos crecido, personal y profesionalmente, entre ordenadores, móviles y mundos virtuales con todo tipo de redes y soportes. Y para quienes nos han precedido, los que se han formado y desarrollado en el universo analógico y handmade, la irrupción del píxel ha pasado de ser casi una maldición a convertirse en herramienta imprescindible, en la madre de todos los conceptos. Ahora, que hasta hay kits básicos para escoger paletas de colores sin haber visto un “pantonero” en la vida y que, como ocurre en otros sectores, parece que cualquiera pueda llamarse diseñador, o pueda considerarse experto, por el mero hecho de saber utilizar un software, quizá convenga preguntarnos cómo diseñamos, cómo nos gusta diseñar. Porque, probablemente, las respuestas no sean tan obvias, sino todo lo contrario.
Antes de entrar en materia, permitidnos que compartamos esta ilustración de cómo nos ven a los diseñadores gráficos, que también hemos pescado recientemente en la red (gentileza de @MkDirecto) Cualquier parecido con nuestra realidad… Así que vamos ahora al tema.
¿El diseño digital es un sustituto del “hecho a mano”? ¿Es un complemento? ¿Digital sinónimo de actual y el otro de antiguo? Suponemos que habrá opiniones para todos los gustos. La nuestra es que, sin duda, el ordenador complementa el trabajo, pudiendo minimizar los errores y evitar así el temido “factor sorpresa”. Pero, de un tiempo a esta parte, parece que asistamos a una proliferación del más de lo mismo, a un déjà-vu a perpetuidad. Logos que se parecen a logos. Anuncios con idénticas imágenes -de archivo-, cambiando solo el claim y el copy. Webs, banners, folders… en los que a duras penas cambia el nombre de la marca. Y así podríamos seguir en lo que aparentaría un claro desprestigio para el diseño digital.
¿Qué pasa con el diseño en papel? Por ejemplo, que los cambios del cliente de última hora no se solucionan con un clic, sino con un volver a empezar. Vamos, que se convierte en una sucesión de originales, eso sí, carentes de ese valor añadido de “original”. Más laboriosidad, más tiempo…
Afirmamos, en destacado, que nos gusta crear sin límites. Usando todas las herramientas a nuestro alcance, desde un lápiz a un ordenador, pasando por todo aquello que sirva para materializar una idea. Por eso, iniciativas como la de Mr.wonderful nos seducen. O trabajos como los de Julien Vallée no nos dejan indiferentes. Son solo un par de ejemplos, para poner en evidencia que eso de meternos con las manos, de lleno, en cada proyecto, nos identifica. Texturas, volúmenes, formas, sensaciones, olores… plasmados en cada creación. Y, luego, como colofón, todo lo digital que sea necesario para realzar su vida, expandirla y propagarla. Mano a mano, el lápiz y el píxel. Lo analógico y lo digital.
¿Y tú cómo diseñas?
By Noémie Coignus y Beatriz Terreu, graphic designers at Ondho