Gamificación: todo lo que necesitas saber sobre esta táctica.
El término gamificación es relativamente nuevo y, sin embargo, ya forma parte de nuestra cultura a nivel social y empresarial. Aunque se suele entender como “aprender jugando”, lo cierto es que este concepto es mucho más complejo y también más amplio, por lo que es muy interesante para los amantes del marketing online verlo con más detalle.
Concepto y aplicaciones de la gamificación
Bajo este concepto se pueden englobar todas aquellas dinámicas y mecánicas de juego que se aplican en un entorno que, en principio, es ajeno a ese juego.
Determinar el origen de la gamificación es complejo. En el blog Education & eLearning 2.0 tenemos un repaso histórico de la gamificación, empezando por la Unión Soviética como una forma de motivar sin incentivos económicos.
En los años ochenta, Charles Coonradt, conocido como el abuelo de la gamificación, publicó el libro The game of work donde aplicó el juego al contexto empresarial, aunque ya antes existían programas de puntos, como los clásicos de los viajeros, para fidelizar a los clientes.
El autor de Gamification of Learning & Instruction, Karl Kapp, dice que la clave de la gamificación es lo adictiva que puede llegar a ser para cualquier tipo de persona. Kapp cree que las ventajas, que son parte de la gamificación, animan a los usuarios a permanecer comprometidos e interactuar entre sí, construyendo relaciones más fuertes, un aspecto que puede ser muy útil en el caso de las comunidades de marca.
Echando un vistazo a esta definición ya te habrás dado cuenta de que, en realidad, este concepto puede abarcar ámbitos muy diferentes. A día de hoy se aplica de forma cada vez más frecuente en el ámbito educativo y en otros campos como el de la psicología.
Pero, sin lugar a dudas, es el ámbito empresarial en el que más éxito y desarrollo están teniendo este tipo de dinámicas de juego, relacionadas muchas veces de forma directa con la gestión de recursos humanos.
A nivel empresarial es común que se emplee en:
Formación de los empleados
Ha demostrado muy buenos resultados cuando se trata de formar en materia de prevención de riesgos laborales, que siempre es una materia algo más árida.
Las ventajas, como te puedes imaginar, son evidentes:
- Los participantes se van a encontrar en un entorno de aprendizaje que les va a motivar más.
- Se pueden personalizar las propuestas de aprendizaje.
- Al tener un mayor impacto, las organizaciones y sus empleados pueden hacer un mejor trabajo.
Procesos de selección
Se crean pequeñas apps que, a modo de juego, van realizando preguntas a los candidatos y van filtrando a los más idóneos para el puesto a cubrir. El propósito, tratar de conocer tanto sus cualidades personales como las profesionales.
Organizaciones como Marriot ya utilizaron la gamificación para sus procesos de selección creando un juego en el que podían crear y gestionar su propio restaurante.
Treehouse o Stack Overflow puntúan a los usuarios a medida que interactúan con la plataforma, de manera que se puede tomar como un índice a la hora de contratar.
Evaluar el desempeño
A través de una metodología más dinámica que permite que subordinados y jefes cumplan, casi sin darse cuenta, con su tarea de valorar a los demás. Un buen ejemplo puede ser Kpeye, una plataforma de gamificación que, a partir de recrear una liga de fútbol, busca mejorar, por ejemplo, los resultados de los equipos comerciales en las empresas.
Fomentar la cultura de empresa
Se usan herramientas para conseguir que la política de la empresa cale en los empleados y promueva la adopción de buenos hábitos.
Una aplicación móvil como Kahoot puede ser una forma sencilla de hablar y aprender sobre los valores de una organización de una forma divertida.
Sea cual sea su campo de aplicación, lo que persigue esta particular forma de juego es:
- Fidelizar: aumentando el vínculo entre el jugador y la entidad para la que trabaja o la entidad educativa.
- Motivar: es una herramienta que incentiva la interacción a todos los niveles.
- Optimizar: ya que se encarga de recompensar tareas que normalmente no tienen ningún otro tipo de incentivo. Al establecerse la gratificación se consigue una mejora del rendimiento.
- Valor añadido: para muchas empresas usar este tipo de dinámicas de juego supone una herramienta diferenciadora con respecto a su competencia.
¿Cómo funciona?
Existen tantos juegos de este tipo que no es posible establecer unos parámetros únicos de funcionamiento. De hecho, ya existen una gran cantidad de empresas especializadas en crear juegos personalizados para cada necesidad.
Lo que no cambia nunca es la dinámica final. Se le proponen al jugador una serie de retos que debe superar, a solas o en equipo, y, si lo consigue, obtiene una recompensa.
El premio debe servir para motivar, por eso es importante conocer bien el tipo de público al que va destinada la actividad de juego, determinando los retos que les pueden resultar interesantes a los jugadores y las recompensas que serán mejor recibidas.
Elementos de la gamificación
Lo que acabamos de señalar nos lleva a hablar de forma más detallada de los elementos de esta dinámica de juego.
- Objetivo: es la meta que debe alcanzar el jugador y debe ser lo bastante interesante como para captar su atención.
- Beneficio: es la recompensa final que se consigue. Aquí existen muchas opciones, puede ser un reconocimiento personal o, incluso, un premio, algo más tangible, como un móvil de última generación. En algunos casos, también podría tratarse de un ascenso.
- Varios niveles: los juegos se adaptan a los conocimientos y capacidades de los jugadores, pero nunca se suelen limitar a un único nivel. Usar varios niveles e ir aumentando la dificultad fomenta la interacción entre los usuarios y el trabajo en equipo, así como un nivel sano de competitividad.
- Puntos: aunque la recompensa final no se consigue hasta terminar el juego, a medida que se van superando niveles se suele otorgar algún tipo de beneficio, generalmente en forma de puntos, para incentivar al jugador a seguir con la actividad.
- Ranking: si los resultados son públicos y cada jugador puede ver lo que están haciendo los demás, surge la necesidad de esforzarse para estar entre los mejores.
Perfil de los jugadores
Si hay varios tipos de juegos, es lógico pensar que también te vas a encontrar con diferentes perfiles de jugadores, y así es.
De forma inconsciente, todos asumimos un rol u otro cuando nos enfrentamos a un juego. No obstante, los entornos de juego están diseñados de tal forma que, en la mayoría de los casos, se pueda alcanzar la meta con cualquier perfil de jugador. Los roles más habituales son los siguientes.
El ambicioso
Su principal aspiración es estar el primero en el ranking, por eso se centra en seguir sumando puntos. Suele ser bastante individualista y la mejor forma de motivar a este perfil es mostrarle, de forma periódica, los avances que está consiguiendo.
El triunfador
Aunque este tipo de jugador también quiere ganar, se lo toma con más calma. Se esfuerza para conseguir las metas y no duda en pedir ayuda si la necesita. Una buena forma de retener a este tipo de perfiles en el juego es ir proponiéndoles nuevos retos a medida que consiguen los objetivos.
El sociable
Para este tipo de jugador el juego es casi lo de menos. Lo utiliza como una plataforma para conectar con los demás. Es una buena excusa para relacionarse e, incluso, hacer nuevos amigos. Un perfil tan social es relativamente fácil de mantener en el juego, normalmente basta con apostar por las herramientas de interacción, por ejemplo, incluir un chat.
El explorador
Es un perfil complicado de satisfacer. El jugador que lo asume no se limita a seguir las normas e ir recto hacia su objetivo. Le gusta desviarse por el camino y explorar nuevas alternativas. Para mantenerlo interesado es necesario ampliar los retos e intentar ir siempre por delante de él a fin de poderle ofrecer una experiencia realmente satisfactoria.
Ventajas de estas dinámicas de juego
El concepto que estamos analizando es tan amplio que para poder analizar sus ventajas e inconvenientes nos vamos a centrar únicamente en las que afectan directamente al ámbito empresarial.
Más motivación y compromiso
Los estudios llevados a cabo demuestran que las dinámicas de juego utilizadas en las empresas incrementan lo que se conoce como employee engagement, que no es otra cosa que la motivación y el compromiso de los empleados.
Es fácil encontrar en cualquier empresa a trabajadores que no se sienten suficientemente motivados o que se sienten un poco ajenos a la corporación. Estos problemas se pueden solucionar con un juego adaptado a esta circunstancia.
Más participación
Cuando el empleado juega, en realidad sigue trabajando e, incluso, formándose, pero de una forma que le resulta menos consciente. El trabajador se muestra más dispuesto a participar en ciertas actividades y a conseguir los logros que se le proponen.
Algunas grandes compañías ya han sustituido los clásicos informes de evaluación de la plantilla por juegos específicos que permiten medir el rendimiento. Así se consigue que cada empleado valore al resto sin hacerle pasar por la tediosa tarea de rellenar un cuestionario de evaluación.
Herramienta para detectar el talento
Los retos que se proponen a los jugadores miden sus habilidades profesionales y personales. Esto puede ser una buena herramienta para detectar perfiles que puedan resultar interesantes: un futuro líder, los mejores gestores, etc.
Inconvenientes
Aunque estas dinámicas han resultado ser muy positivas, ya te podrás imaginar que no todo es tan bueno. También hay una serie de inconvenientes:
No adaptación del juego a la compañía o al objetivo
Si el juego no se adapta a la empresa que lo va a usar, no cumplirá con su objetivo. Si estás pensando usar esta técnica en tu organización, primero debes tener muy claro lo que quieres conseguir con ella y luego podrás elegir el tipo de juego que va mejor.
Posibles trampas y rencillas personales
Estamos ante un juego que en realidad no es tal, puesto que de él pueden depender factores como un posible ascenso o una mejora salarial. Esto puede hacer surgir rencillas personales entre los roles más competitivos e, incluso, puede aparecer la tentación de hacer trampas, en cuyo caso el juego se desvirtúa.
Pérdida de interés
El juego llama la atención de los empleados cuando es una novedad. Pero como pasa con cualquier videojuego, después de un tiempo se pierde el interés. De ahí la necesidad de que el entorno de juego esté siempre en constante evolución.
Gamificar es un reto
No cabe duda de que usar esta técnica en un entorno laboral o educativo implica una gran cantidad de retos. Pero la experiencia demuestra que, en la mayoría de los casos, la gamificación suele ser una experiencia muy positiva para todos los implicados. Eso sí, para que el resultado sea el esperado hace falta contar con juegos adecuados a cada circunstancia y contar con un equipo que se encargue de la evolución de los mismos. No se trata de jugar por jugar, sino de hacerlo con un objetivo concreto.